Bebés esclavos. La mina de oro de los fabricantes de pañales.

Todo hemos visto anuncios de pañales. Salen cacas con sonrisas, líquidos azules que no parecen fluidos humanos y padres muy tranquilos con la sequedad del culito de su bebé. Son siempre iguales. Pero, ¡ah! Luego está la otra clase de anuncios. Hablo de los publicistas que ponen a bebés haciendo cosas de mayores. Un ejemplo:



¿Solo a mi me da mal royo ver a un bebé con traje y gafas sujetando con su manita un teléfono que es dos veces el tamaño de su cabeza?

¿Por qué hacen esto? No me gusta ver a niños haciendo cosas de mayores. No es gracioso. Es horrible. Son como una mueca de lo que serán de mayores, (excepto los cazadores del pis gigante, dudo que en el futuro, por muy mal que vayan las cosas, sean necesarios los servicios de estos profesionales). Es como coger al bebé y a su futurible yo del futuro y unirlos en una especie de mutación horrible. Es totalmente antinatural. No hace gracia. No me hace risa. Sus movimientos son erráticos y poco precisos. Se nota que tienen las capacidades motoras poco desarroyadas. Es como si fueran zombis. Eso es. Zombis bebé-mayores. Pero malos.

Puede que esté exagerando, puede que solo sea un anuncio. Pero es que tengo mucho tiempo libre. O puede que sea el único ser humano que se de cuenta de la realidad. Puede que sea la única esperanza de esos bebés. Si seguís pensando que estoy mal de la cabeza preguntaros esto. Si tan bonito es anunciar pañales para niños poniendo a bebés haciendo cosas de mayores, ¿por qué no hacen lo propio con los pañales para mayores y ponen a ancianos vestidos de bebés y haciendo cosas de bebés? No es bonito, ¿verdad? Pues dudo que al niño de las gafas y el gigantesco teléfono le vaya a hacer gracia verse dentro de 15 años haciendo el mono en el anuncio.

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