Los peligros de la moda retro

En pleno siglo XXI, con torundas de alta tecnología con las que antes solo podíamos soñar, se han vuelto a llevar las Ray-Ban Wayfarrer, las faldas con estampados de flores y lunares y las melenas cardadas. ¿Es esta tendencia un intento de la sociedad de retraernos poco a poco a un estado más salvaje y simiesco? Un servidor opina que sí.

Es posible, y con posible me refiero a probable, que a lo largo de los venideros años del presente siglo, asistamos a la des-evolución del género humano. Pasaremos del actual Hommo Sapiens al ancestral Hommo Habilis a lo largo del siglo XXI, y en el XXII nos disfrazaremos de monos primero -nos lanzaremos heces, adoraremos las heces- y de amebas después, para, en un trágico acto final, revolcarnos en hirviente lodo primigenio y terminar así con la raza humana.

Miss mundo 2250 exultante de alegría y vestida a la moda que arrasa en su década

El trágico final de la raza humana entre lava ardiente es solo uno de los posibles desenlaces de la tendencia retro. Y es que cabe la posibilidad de que, con el paso de los años, el ser humano se estanque en los 80 con lo que el gasto de laca para el pelo se dispararía, el efecto invernadero se acrecentaría y todos terminaríamos con nuestras preciosas melenas cardadas en llamas y, por extensión, con nuestros diminutos cerebros abrasados. ¿Que cómo es posible este estancamiento ochentero? La ecuación geométrica que lo explica es sencilla: O^2=G+muerte

Según esta ecuación, teniendo en cuenta que en el 2010 se lleva la moda de los 80, dentro de unos años, cuando se lleve la moda de los años 10 se volverá a llevar la moda de los 80. Cuando en más años se lleve la moda de los años que copiaron a los 10, se volverá a llevar la moda de los 80, y así hasta el fatídico y anunciado final, que, salvo para las personas que entedieron mal eso de "años 10" y morirán llevando sombreros de copa y fracs, dejarán a una humanidad cardada y abrasada.

Así pues, animo desde aquí a innovar en nuestro vestuario. No copiemos errores del pasado, inventemos nuevas formas de vestir. ¿Faldas de periódicos viejos? Genial. ¿Salchichas en los bolsillos? Germantástico. ¿Merluzas en la cara? Un futuro clásico atemporal.

1 Comentarios llenos de IRA:

Unknown dijo...

Tienes mucha razón, tanta que al final tu propia razón no te deja ver el bosque de la más razón. Digamos que tú eres un árbol pero no eres consciente del concepto de bosque porque, bueno, eres un puto árbol, con saber hacer la fotosíntesis tienes bastante.

Lo que quiero decir es que vivimos en un mundo de creciente importancia estética; el aspecto es algo que cada vez se mira más, que si cremitas Brad Pitt, que si aféitate las orejas, que si lávate las manos antes de comer. Si bien hace unos años sólo cuatro patanes masculinos se interesaban por esas mandangas, ahora hasta un hirsuto conductor de autobús se aplica una mascarilla exfoliante antes de ir a dormir, y compra su ropa en, no sé, Dolcce & Gayufer.

Esta progresión anuncia un futuro donde la omnipresencia de la moda ha llegado a todos los estratos sociales, incluido el mundo de la ciencia. Físicos teóricos del más alto nivel tendrían el concepto de moda tan dentro que comenzarían a aplicarlo a la física de nanopartículas y la formación del universo. Esto, unido al hecho de que, como bien apuntas, la moda de los 80 es una moda permanente, nos lleva a una única conclusión posible: que la permanencia ochentera se extrapole al continuo espacio-tiempo teórico, hecho realidad mediante complejas maquinarias futuribles, resultando en la congelación temporal del universo. Esto no sé si será bueno o malo, pero será chic.

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