Esperamos que sea niña

¿Para qué disimular?, ¿eh, señores de Calzedonia?

Sí, queridos lectores, de nuevo la publicidad, y es que no puedo estar viendo la tele tranquilamente sin que se cruce ante mis ojos algún spot que me haga salir la bilis a borbotones. En esta ocasión es el anuncio de Calzedonia:


Queremos tu vida.

Todo muy bonito, canción de piano con voz suave de treintañero-que-se-preocupa-por-ti-y-tiene-más sentimientos-que-la-media incluida. Tonos rosas y felicidad en todas las etapas de la vida, desde que nace, crece, ama, ríe, se casa y terminamos con un embarazo y vuelta a empezar. Qué majos. ¡NO! Se descubren con un "esperamos que sea niña". Automáticamente me imagino a 8 orondos accionistas de Calzedonia, alrededor de una mesa fumando puros, comiendo huevos de cóndor y viendo el vídeo promocional de la nueva campaña de su empresa, mientras piensan en la de cosas malévolas que van a poder comprar con el dinero que se gasten los padres que tengan niñas en sus malévolas tiendas -como podéis ver, todo es malévolo-.

Y piensan regodeándose en su propia crapulencia ¿para qué disimular? Sólo esperamos que sea niña para que te gastes un montón de pasta en ella, y para que ella, totalmente alienada tras años de productos Calzedonia, haga lo mismo con su hija, que tendrá gracias a la selección embrionaria. Y así hasta el infinito. Hasta que no queden hombres y sólo queden féminas que visten calcetines de cuerpo entero -una futura moda del año 2150-.

De modo que, sabiendo el horrible futuro que le espera a la raza humana ¿vas a comprar en Calzedonia? ¿Te alegrarás si es niña? Los accionistas de Calzedonia sí.

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