Mucho más y mejor en el interior

Algo que me ha llamado la atención desde el primer día que pisé las calles de aquesta capital llamada Madrid, es la costumbre de los bares de instalar un teatro del infierno protagonizado por las estrellas culinarias del lugar, en escaparates que dan a la calle.

En un primer momento, puede parecer buena idea. El potencial cliente alemán de turno puede ver, de manera rápida, qué le ofrece el bar aunque no entienda del castellano nada que vaya más allá de "paelia" y "pusticlú".

Pero, como si todo funcionase bien en este mundo, no existirían apestosos blogs como en el que te encuentras ahora mismo, algo que en su concepto funciona de manera eficiente, una vez llevado a la realidad por grasientos camareros de bares anclados en los 70, todo se tuerce.

Merluzas con aspecto de haber estado en dentro de la misma ballena que Matusalen -o algo así-, torres de calamares con apariencia de ser de sílex, paellas tan secas que son usadas como carbón vegetal... Muchas son las causas de que estos escaparates estén siempre chorreando de vómito. Pero incluso cuando los alimentos no parecen ser del espacio exterior, algo tiene que estar mal:

¡He devorado a sus hijos! ¡Bleeuuurg!

Ahí tenemos a doña merluza vomitando gambas en una horrible estampa que hace llorar a los niños mientras duermen. Y a un servidor.

¿Dónde están las fuentes?

Ha ocurrido de manera tan progresiva que casi nadie se ha percatado de ello. En nuestro errático paso por la vida ocurren sucesos que escapan a nuestra escasa percepción de todo aquello que no nos afecta de manera masiva y este caso, es uno de ellos. Me refiero al lento exterminio que están sufriendo las, antaño adoradas, fuentes de nuestras ciudades.

Pensando en ello, sólo me vienen a la cabeza un par de fuentes que queden en pie o que yo recuerde, y en todos los casos se trata de fuentes-monumento que son respetadas más por su historia que por sus aplicaciones refrescantes. Extraño... BIZARRE!

Oh Danny Boy, the pipes, the pipes are calling...

Me di cuenta de todo este asunto cuando me sobrevino una acuciante sensación de sed dando un paseo por Madrid. Me dispuse a entrar a un comercio a comprar agua, pero en ese instante me acordé de mis viejas compañeras de guerras de globos de agua. Esas elegantes amigas de hierro fundido que plagaban nuestras calles y nuestros parques en los tiempos en los que Locomía casi conquista el mundo. Así que, extrañado por el tiempo que hacía desde que no buscaba fuentes, me puse a recorrer las calles.

Cuantas más calles recorría, más me extrañaba por, primero, la falta total de fuentes y, segundo, porque no recordaba la última vez que había bebido agua de una fuente. Asustado, confuso, sediento, acalorado... La situación empeoraba por momentos, y mi IRA aumentaba de manera geométrica. Finalmente, claudiqué y compré una CocaCola en un chino, y fue cuando lo vi claro: CocaCola, Solán de Cabrás, un Mathew Perry enfadado por la falta de papeles, CaoLat y no se cuántas empresas más están detrás de un malévolo plan ideado por Ronald McDonald que busca enriquecerse a costa de los ciudadanos sedientos, haciendo desaparecer todas las fuentes de nuestras calles.

¡BAM! ¡Otra conspiración destapada por la Cúpula de la IRA!

Sugerencia de presentación

Puede que sea debido a que están obligados por la ley a hacerlo, puede que con ello se sientan mejor y duerman mejor por la noche en sus inmensos palacios o puede que crean que los que compramos sus productos somos infraseres sub desarrollados que confundiríamos nuestro propio ano con una madriguera de topos. Pero la cuestión es que no entiendo la razón de que en muchos productos de alimentación venga la clásica foto con el producto en cuestión en un plato y pongan aquello de "sugerencia de presentación". Gracias, yo lo que iba a hacer era abrir un pato, meter los cereales dentro, coser el pato, hervirlo, dejarlo encima de un radiador un par de meses, abrirlo y comerme la viscosa pulpa en la que se hubieran convertido los cereales.

Sugerencia de presentación. Advertencia: tucán vivo no incluido.

Tras esta excesivamente larga presentación, debo comentar que no en todas las ocasiones en las que no encontramos con el cartelito de marras es del todo inútil. Hay fotos de sugerencias de presentación que están más curradas, y aprovechan realmente para sugerirte algo, como otros productos con los que acompañar al protagonista de la foto o, simplemente, una forma curiosa de presentarlo. En estas -escasas- ocasiones, está justificado. Pero andan al límite, porque seguramente se creen mejor que nosotros y por eso nos proponen platos y presentaciones que a nosotros, con nuestro déficit de masa gris, no se nos hubieran ocurrido. Es más, no están justificados. Se creen mejores. Hijos de puta. Voy a dejar de escribir un poco, estoy temblando de ira.

El caso extremo se da en los cereales y muchos de los productos que podemos encontrar en un chino y/o supermercado-demasiado-barato-como-para-no-pillar-lepra. En primer lugar, los fabricantes de cereales se limitan a fotografiar el típico cuenco lleno de sus cereales y leche, luego le estampan a la mascota de turno y ya. Si sueles comer cereales, ahora sabes cómo se creen que tienes de desarrollado tu cerebro los ejecubots de Kellog´s. Este mismo caso es aplicable a los alimentos de un chino, en los que de nuevo nos encontramos con el alimento encima de un plato, sólo, triste, al borde del suicidio. Como sus consumidores y los lectores de esta aberrante entrada.